Han bastado para que se haga cierto aquello de que “lo que mal empieza, mal acaba”. Y no ha acabado mal sino peor.
Ganaste una moción de censura atípica y has perdido una de confianza con los mismos apoyos. Ellos te lo dieron y ellos te lo quitaron.
Queda la imagen negativa de un presidente con comportamientos impropios de un socialista, con una ambición personal y un apego al poder desmesurados.
Las próximas generales pueden crear diversos escenarios. El peor sería reproducir el que tenemos; el mejor, un entendimiento PSOE-PP-CS de modo que gobierne el que gane y los otros dos ocupen vicepresidencias. Sólo así se pueden abordar los muchos problemas pendientes, incluido el catalán. Otra posibilidad sería un acuerdo PSOE-CS. Pero lo más probable será que se conforme un nuevo tripartito a la andaluza.
En el programa “Imprescindibles” de La 2 pudimos ver a Fernando Savater comentando los aspectos más relevantes de su vida. Pensé en las tres pasiones que dice Bertrand Russell que gobernaron la suya: el amor, el conocimiento y el deseo de aliviar el sufrimiento de la humanidad.
Nuestro filósofo es una de esas personas polifacéticas asimilable al concepto clásico del humanista ilustrado. Además, tuvo la valentía de enfrentarse con la barbarie terrorista, que mantuvo a tantos atemorizados, arriesgando su vida.
Ha hecho unas declaraciones sobre los votantes de Podemos afirmando que nunca creyó que pudieran existir cinco millones de tontos y le han costado fuertes críticas. Debió emplear otro adjetivo; pero si entendemos por “tonto” al ingenuo, al que se deja impresionar por la primera apariencia, tal vez no iba muy desencaminado.
Cuando surgió nuestro planeta la parte sólida formaba un bloque único llamado Pangea (todo tierra). Se fue fragmentando en Continentes y algunos trozos quedaron aislados en el mar.
Surgió la vida desplegando un portentoso proceso evolutivo de complejidad creciente hasta llegar a los homínidos, entre los que quedó el “sapiens” como especie única.
Creó grupos también complejos: clan, tribu, aldea, ciudad, hasta llegar al Estado soberano que, con más o menos tensiones, es el que prevalece. Y algunos, como España, tienen cientos de años.
Paralelamente se iban acumulando conocimientos y perfeccionando técnicas y hoy los hombres de ciencia nos dicen que dentro de 200 millones de años los continentes volverán a encajarse conformando la nueva Pangea.
Sólo entonces la mitad cerrada y cerril de los catalanes admitirá que su esfuerzo secesionista ha sido tan inútil como contraproducente.
Se vicepresidente no es tarea fácil. Tienes que coordinar ministerios, presidir la reunión de subsecretarios para que todo llegue “masticado” al Consejo de los Viernes y ocuparte de los temas singulares que te encargue tu presidente; en este caso, la exhumación del dictador (tan torpemente gestionada) y el laberinto catalán, en el que hay que reconocer que se pierde cualquiera. Ella tampoco es Bertrand Russell que digamos.
No la precede una gestión brillante como ministra de Cultura, su mejor aval consiste en ser ariete contra Susana Díaz, la gran enemiga, en Andalucía.
Todo le queda grande y más que solucionar problemas, los crea. No parece que esté dando lustre a este Gobierno que tanto nos encandiló. Otro ministro ha hecho un buen retrato-resumen: “O frenáis a Calvo o nos hunde”
Para entender lo que está ocurriendo hay que acudir a la psicopatología. Y, por ejemplo, hablar de masoquismo, esa aberración consistente en disfrutar con el sufrimiento, hallar placer en el dolor y el desprecio.
La relación del Gobierno con los separatistas catalanes no es normal. Hacen un uso tramposo de la palabra “diálogo” porque nadie la rechaza pero todos sabemos que en este caso y con estos interlocutores es imposible.
El último episodio, el del descubrimiento del “relator” ha sido muy elocuente. La vicepresidenta sigue haciendo el ridículo y ellos le dan con la puerta en las narices, la desmienten, rechazan sus Presupuestos y rompen relaciones. Aun así el gobierno mantiene su apuesta por el diálogo y no piensa si sería mejor mantener posiciones previamente acordadas con los otros partidos constitucionalistas.
Como rectificar es de sabios, estos no rectifican.
Es hora de reconocer el fracaso, no conjugais bien el verbo “poder” porque lo cierto es que no habéis podido y casi suena música de réquiem. Surgisteis en la crisis, ávidos de cambios radicales; os inventasteis la “casta” como enemigo exterior que une y resulta que os ha fagocitado; pregonabais máxima democracia con los círculos y ahora se ejerce la autocracia desde La Navata; quisisteis asaltar los cielos y acabareis en los infiernos.
Los procesos electorales os van dejando exánimes y pronto serán historia lo cinco millones de votos, como lo es el núcleo fundacional del partido que se ha disuelto a pasos agigantados. Habrá que desmontar el gallinero en el que cada uno cacarea a su modo y tratar de aglutinar todo lo que queda a la izquierda del PSOE.
Es una preposición que indica carencia, falta de algo, y resulta adecuada para describir la acción de gobierno de Pedro Sánchez. Actúa sin límite, sin pudor, sin visión de futuro, sin conciencia de sus contradicciones, sin principios ni convicciones, sin importarle el daño que hace al partido, sin sentido del ridículo, etc.
El tema catalán será su tumba. Ya es un despropósito recibir al fanático Torra con su lacito amarillo y sus veintiuna propuestas, pero el colmo es aceptar su exigencia de bilateralidad. Ni Parlamento catalán, ni Congreso o Senado, quiere una mesa negociadora con representantes de dos países soberanos: el español y el catalán, vigilados por un mediador. ¡Qué disparate!
Todo indica que este hombre, como diría un castizo, ha perdido el oremus. Su fin, con un componente personal, no justifica los medios que emplea. Veremos qué opinan los electores.
Hasta hace poco era infrecuente la presencia de independientes en las listas electorales y ahora brotan como setas en el campo político. Se busca a los de mayor proyección pública en diferentes sectores y casi se compite por ver quien presenta más.
Es bueno que así sea y aumentaría el fenómeno si tuviésemos listas abiertas. Pero también indica un cierto fracaso de los partidos, que no tienen entre sus militantes esas figuras con las que ganarse al electorado. El partido es poco atractivo, no acuden los mejores, se rebaja el nivel y se cierra un círculo vicioso que no es positivo en una democracia; quedarían los mirlos blancos dando la cara y los curritos del aparato agazapados en las listas, dispuestos al reparto de un botín que es más de lo que algunos habrían logrado.
Elecciones cercanas y un panorama político fragmentado y volátil propician los sondeos electorales. Partidos, medios de comunicación, gobierno central y autonómicos dan trabajo a los institutos demoscópicos para pulsar el latido ciudadano.
Es normal que presenten resultados diferentes pero no lo es que casi todos muestren un común denominador y en frente esté el CIS con notables diferencias, siempre en el sentido de favorecer al PSOE y hundir al PP de un modo tan burdo. Y es algo relevante porque se trata de una institución pública con grandes recursos que pagamos entre todos.
Tezanos lo degrada por querer agradar a su amo; seguramente ni él se cree lo que nos enseña. Podría estar retirado pero pensó que a cierta edad no viene mal hacer caja y complementar la pensión.
Uno de los acontecimientos más esperados en el panorama nacional: el juicio a los independentistas catalanes.
Nos espera todo un espectáculo montado para arropar y justificar a unos políticos que no respetaron la ley y provocaron tensiones insoportables.
Se intentará trasladar la idea de que se juzga y se doblega a Cataluña; querrán desprestigiar las instituciones españolas, desde la Jefatura del Estado hasta el Gobierno pasando por los Tribunales de justicia; se hará el reparto de papeles y cada cual cumplirá el suyo con afán. En el frente interno el estrafalario del Palau y el gran orate cobarde teledirigiendo esta tragicomedia desde Bruselas, donde cree estar exiliado.
Desgraciadamente los medios de comunicación, inmisericordes, nos bombardearán con todos sus pronunciamientos y ocurrencias, convirtiéndose en sus mejores agentes propagandísticos.
Prepárense y ármense de paciencia, la función va a empezar.
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