SALVADOR ILLA

 

Yo creo que a esta altura lamentará haber aceptado formar parte del Ejecutivo por el cupo catalán.

El estado de alarma lleva a centralizar las competencias autonómicas de sanidad y lo convierte en el brazo ejecutor de este bicéfalo e incompetente Gobierno, o sea, que se traga la improvisación, los fallos y el maquillaje de la estadística letal que están mostrando.

Por si fuera poco, ahora se descubre material sanitario defectuoso que ha puesto vidas en peligro comprado con la intervención de algún alto cargo socialista.

Cuando se acaben los tests serológicos habrá que hacer un test de corrupción para ver lo que se esconde tras muchas compras y adjudicaciones. La emergencia favorece el oscurantismo y las prisas.

Él será ajeno, pero es el ministro; el sentido del decoro y la dignidad deberían conducirlo a la dimisión, aunque sería una cobardía hacerlo en estos momentos.

 

 

AZAÑA

 

Nunca pensé que oiría en Lorca una conferencia sobre Manuel Azaña dada por una sobrina suya que, además, residió aquí y fue alumna de mi Instituto.

Su tío criticó a Alfonso XIII por aprobar el golpe de Primo de Rivera en 1923 y, junto con otros, logró que se asociasen Monarquía-Dictadura y Democracia-República. Esta se proclamó en el 31, con enemigos letales desde su nacimiento que pronto la aniquilarían. Pero nos mostró una generación brillante de políticos, pedagogos, médicos, científicos, hombres de letras, etc, que habrían alumbrado una España muy diferente.

Ahora pululan por ahí algunos que se dicen nostálgicos republicanos y erosionan la Monarquía atacando a Felipe VI. Pero hay extrapolaciones imposibles.

Hoy basta con pensar que sus protagonistas serían el rojo de la Navata, Echenique, Garzón, Rufián Torra, Otegi y otros para desear una monarquía absoluta o cualquier cosa que alejara esa posibilidad.

 

 

DESIGUAL TOLERANCIA

 

El comportamiento del Gobierno español con las diferentes religiones es sorprendente. Hay indicios suficientes de que se practica un trato de favor al Islam en detrimento del catolicismo.

Se lamenta la muerte de un musulmán pero no se guarda luto por las de decenas de miles de españoles. El Ministerio de  Exteriores felicita el Ramadán pero calla ante la pascua de Resurrección. Se celebran rezos islámicos en la calle (Tarragona) pero se interrumpe y prohíbe una misa en una parroquia de Madrid o se desaloja a los pocos fieles que había en la catedral de Granada.

Y eso en un país mayoritariamente católico, como dice la Constitución. Se vulnera un laicismo que exigiría exquisita neutralidad ante las confesiones.

O es que lo consideran progre o intentan congraciarse con los hermanos musulmanes en previsión de que nos hagan alguno de sus regalos.

 

 

INDOMABLES

 

Los norteamericanos muestran comportamientos curiosos y diferenciales, para bien y para mal.

Ante la pandemia son reacios a cualquier tipo de confinamiento, asumen el riesgo de contagio, pero no renuncian a sus hábitos y libertad de movimientos; se sienten como los caballos cimarrones que no domaron en la colonización.

Representan bien ese liberalismo que siempre resaltará la prevalencia del individuo frente al Estado y sus instituciones, que justifica, por ejemplo, su derecho al uso de armas en defensa de la propiedad y la seguridad.

Y esto no lo hacen porque sean gentes cultas enzarzadas en debates ideológicos sino porque pervive en ellos el espíritu de la conquista que los llevó a convertirse en nación.

El pollino de la Casa Blanca está privado con este sustrato socio cultural que es a fin de cuentas el que le dio y le mantendrá la presidencia.

 

 

LA NUEVA FASE

 

La pandemia está lejos de legar a su fin y la crisis sanitaria se solapará con la económica. Como todo proceso, se desarrolla por fases y cada una presentará características propias.

Nos acostumbraremos a las mascarillas, se activará una reindustrialización con especial atención a todo lo que suponga fabricar materiales sanitarios y que acentuará la robotización, habrá más estudiantes de ciencias biomédicas y aumentarán las partidas para I+D+I, se desterrará la idea de recortar en Sanidad pública, nos convenceremos de que el sector primario se llama así porque atiende a la satisfacción de necesidades vitales, se debería potenciar el papel de organismos sanitarios internacionales con dirigentes capaces e independientes dotándolos de medios y de poder efectivo en casos extremos.

El desconfinamiento gradual liberará pronto a los jóvenes y las mayores restricciones se impondrán a los mayores (¡vae victis!)

 

 

MONOTEMÁTICO

 

Durante todo el tiempo que llevamos de confinamiento no he dejado de escribir ni un solo día sobre el coronavirus, lo he convertido en un ritual terapéutico; como si de ese modo lo pudiera alejar, una especie de exorcismo.

Por desgracia la pandemia es un asunto omnipresente, ha creado un “covicentrismo” de tal manera que todo gira en torno al dichoso virus, lo demás palidece en su presencia.

Estamos ante uno de esos temas comodín fácilmente relacionable con multitud de cuestiones y ámbitos diferentes. Buena prueba de ello son los magníficos artículos que está escribiendo José Mª Pérez-Muelas, seleccionando obras clásicas literarias y, de un modo u otro, asociando sus temas y personajes con el estado de alarma y el confinamiento.

Por mi parte lo único que deseo es que el tema vaya perdiendo intensidad y actualidad hasta ser vencido por la ciencia.

 

 

VOLVER A EMPEZAR

 

Todos los indicadores apuntan ya en la peor dirección y lo hacen con gran intensidad: recesión, paro, déficit, deuda, pérdida de tejido industrial y comercial, morosidad, etc.

Cuando salíamos del pozo de la última crisis nos volvemos a hundir, Sísifo vuelve a cargar la piedra sobre sus espaldas para subir la cuesta.

Pasará como con la pandemia, el gobierno no es responsable de su llegada, pero sí del modo en que la gestione una vez instalada. Habrá que navegar otra vez en aguas turbulentas y entre grandes incertidumbres como, por ejemplo, tratar de equilibrar la ortodoxia económica y el nivel admisible de pobreza y malestar. Naturalmente eso se hace mejor estando de común acuerdo, pero desgraciadamente nuestros líderes volverán a dar la talla que tienen. A este Gobierno bicéfalo poco parece importarle la enorme transferencia intergeneracional de deuda que se genere.

 

 

 

VIRUS Y GOBIERNOS

 

Estamos en un momento crítico que sirve para evaluar a los dirigentes políticos a la hora de defender vidas y haciendas de sus ciudadanos. Nadie es responsable de que te caiga encima una pandemia, pero sí de como te desenvuelves con ella cuando ya es un hecho.

Analizando una amplia lista de países resalta un hecho curioso: las mujeres han atajado la crisis mucho mejor que los hombres (es raro que nuestras feministas de pancarta no lo hayan destacado). Es el caso de Alemania, Noruega, Finlandia, Taiwan o Islandia. En el otro extremo, con impresentables machos alfa, aparecen Trump con su émulo Johnson, Bolsonaro o López Obrador.

El denominador común de las presidentas ha consistido en actuar rápidamente, hacer muchos tests para cortar líneas de contagio, actuar con transparencia coordinadas con autoridades sanitarias, ser veraces y hablar claro a los suyos.

Que tome nota quien proceda.

 

 

GRAN CEDENTE

 

Pedro Sánchez ha manifestado reiteradamente su deseo de ostentar un amplio currículum; ya tiene un nuevo y original título: cedente mayor del reino.

Cede ante el catalanismo secesionista, orienta la labor de gobierno a los intereses de ellos y admite sus exigencias incluso en estos duros momentos. Y cede ante los podemitas hasta el punto de dejar en evidencia a algunos de sus mejores ministros. Lo hizo con Calviño y ahora con Escrivá; entre un ministro serio y un vicepresidente chisgarabís claudica ante el segundo porque depende de él y a los ministros los nombra o los cesa a su antojo.

Pero no sólo cede sino que también concede. Por ejemplo, la dirección del CIS y la de RTVE a dos lacayos vergonzantes que dilapidan el prestigio que tenían antes de llegar ellos para servir a su señor.

¿Es normal esto en un líder político o es un indicador muy negativo?

 

 

MUTUALIZAR

 

Aceptada ya como verbo, significa hacer algo en común, de mutuo acuerdo. Sólo oímos esa palabra en relación con la deuda soberana y siempre en sentido negativo porque a esa “mutualidad” en la emisión de deuda se oponen los fríos e insolidarios países del norte.

Deberíamos acostumbrarnos a aplicarla en el ámbito político y en cualquier circunstancia. Pero es que ahora, en plena crisis sanitaria y económica, resulta de obligado cumplimiento, igual que si fuese un precepto constitucional.

Hay decisiones muy difíciles como el equilibrio entre actividad económica y salud, la salida o no de los niños a las calles, la articulación del fin de curso, los criterios para elaborar la estadística del dolor y la muerte, etc. ¿No será mejor tomarlas de común acuerdo?

De no hacerlo resulta lógico que oposición y presidentes de Comunidad, informados sólo por la prensa, reaccionen airadamente.