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Hay que ser mala persona y cobarde en esa proporción, mitad y mitad, para acosar en la calle a una mujer embarazada de nueve meses, a dos días del parto.

Lo que han hecho con Begoña Villacís los miembros de una plataforma antidesahucios no tiene nombre. Insultos y empujones sin justificación alguna. Mientras no haya tribunales que castiguen severamente este tipo de actos, no seremos un país serio.

Es una expresión insoportable de odio y venganza que alguien organizó. Lo grave es que esta gentuza sabe que de ese modo consigue votos del cabreo o la frustración y llegan a colocar alcaldes en algún ayuntamiento (véase Ada Colau).

Para mí hay algo que resulta peor aún y es el apoyo que el PSOE presta a los representantes de estos ciudadanos tan nobles y valientes. ¿Vale todo con tal de poner chinchetas rojas en el mapa?

 

 

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