Es llamativo el poder de atracción que poseen algunas palabras, el que se les atribuye. Los medios de comunicación y las llamadas redes sociales son el catalizador pero sigue siendo un misterio por qué son esas las seleccionadas.
Un buen ejemplo es la palabra “evento” que se reservaba para sucesos de cierta importancia y/o que ocurrían de modo imprevisto. Un evento era la llegada del hombre a la luna. En cambio ahora cualquier cosa que suceda se convierte en un evento, desde una primera comunión de Mayo hasta el baño de Agosto en la playa; vivimos rodeados de ellos.
Si además sirve para visibilizar y poner en valor el posicionamiento de alguien ya pasa a ser un superevento que eventualmente nos podría afectar.
Una simple mirada sirve para constatar que no estamos en el mejor de los mundos posibles. La vieja Europa es asediada desde todos sus flancos:
Trump por el oeste y Putin por el este intentan fragmentarla al máximo; desde el sur inmigrantes ilegales saben que no son bien recibidos pero siguen llegando masivamente y provocando reacciones erosivas.
En España tampoco vivimos una situación placentera: un frágil Gobierno con socios peligrosos a los que hace concesiones indeseables; el PP (partido más votado) muestra un proceso insólito de división que no traerá nada bueno; el secesionismo catalán crece ayudado por factores exógenos y no es convenientemente replicado; hasta La Corona llegan los aires de crisis debilitando la Jefatura del Estado.
Como dijo el clásico habrá que esperar a ver si escampa.
La situación de los prófugos catalanes con respecto a los tribunales de justicia se complica de modo preocupante. El enloquecido botarate Puigdemont ha triunfado con la internacionalización del “proceso”.
El tribunal alemán echa otro jarro de agua fría a nuestro Supremo al negarse a reconocer el delito de rebelión.
El magistrado Llarena no puede aceptar la extradición planteada así porque sería un agravio comparativo; apelar a los tribunales europeos será largo y arriesgado; sólo queda anular la euroorden y ver si se atreve a pisar suelo español.
Esto se parece cada vez más a un nudo gordiano y no tenemos a un Alejandro que lo resuelva cortándolo.
Nuestra estabilidad psíquica se reforzaría si nos libramos de la invasiva “presencia” del fugado y de su clon en el Palau.
Lo normal es que los políticos se apliquen en solucionar los problemas y no en crearlos. Algunos se empeñan en abrir un debate acerca de los requisitos que ha de reunír una comunidad humana para ser considerada como nación; quieren contentar a partidos nacionalistas cuando lo razonable sería cambiar la ley electoral para que les resulta difícil acceder al Parlamento, donde se dedican a distorsionar las políticas de Estado.
Ahora se suma Aragón a esa estúpida carrera y quiere ser “nacionalidad histórica” (¿Qué región española no es histórica?)
Llevada la pulsión al extremo podríamos crear un Estado Federal, pero de verdad, igualitario, sin asimetrías catalanas ni cupo vascos.
Mientras, dejad de hacer el ridículo y seleccionad mejor los temas objeto de la acción política.
Aquellos clásicos con los que jugábamos en la infancia están siendo sustituidos por los enunciados de algunos curiosos nombramientos. Ahí va un ejemplo: “Directora de Despacho y Mesa de entrada de la Dirección General de Administración de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de Coordinación de políticas sociales de la Presidencia de la Nación”
A ver quién se atreve a repetir eso y/o entender cuál era la función de esa persona. Menuda tarjeta de presentación encargaría en la imprenta.
Anécdotas aparte, deberíamos tener más información acerca de los nombramientos de asesores y cargos de libre designación, saber con qué criterios y para qué cometidos son elegidos. A fin de cuentas lo pagamos todo con nuestros impuestos y probablemente nos llevaríamos algunas sorpresas.
Se mire como se mire la entrevista Sánchez-Torra es un triunfo para el independentismo y una humillación para el gobierno. El estrafalario catalán llega provocando con su lazo desafiante, desprecia al Rey ante el Presidente del Gobierno y no renuncia a la independencia de su República (¿hay quién dé más?)
Está bien construir bonitas metáforas y hablar de “recorrer juntos el camino” o acudir al lenguaje vacuo y engañoso para mencionar el diálogo; pero hay que aclarar a dónde conduce ese camino y los temas y límites del diálogo.
¿Qué pretende un presidente socialista? ¿De verdad cree posible un acuerdo con el títere del vengativo Puigdemont? ¿Merecen las concesiones que van a recibir? ¿Beneficiará esta farsa al PSOE?
Y Sánchez, fiel a su palabra, consultando a los militantes.
Se puede cometer falta por defecto y por exceso, tan malo es pasarse como no llegar. Una de las estupideces (hubo cosas peores) del franquismo en la España nacionalcatólica fue su consideración hacia los homosexuales, estigmatizados y convertidos en delincuentes.
Ahora, por aquello del péndulo, los magnificamos, colocamos su bandera junto a las oficiales, los ensalzamos en el mundo del arte y de la educación (creando confusión en los niños), etc.
Yo creo que ni la orientación sexual ni el lugar en que se nace deberían utilizarse como criterios para clasificar a las personas en grupos sociales o políticos.
Ya no les queda ningún derecho por conquistar. Han pasado a engrosar un capítulo en el libro de lo políticamente correcto.
La evolución del significado y el sentido de la fama es un indicador de la imparable trivialización que se vive en nuestra sociedad.
Antes era la consecuencia de algo, el producto resultante de una conducta (normalmente buena, que también hay “mala fama”) que te convertía en alguien conocido y apreciado en tu entorno.
Ahora se adquiere de modo rápido y, generalmente, acompañada de la estupidez y/o la maldad.
Las causas hay que buscarlas en los medios de comunicación y muy especialmente en las cadenas privadas de TV. Ya se sabe aquello de “sale en la tele porque es famoso y es famoso porque sale en la tele”.
Para colmo, produce un efecto de contagio y se expande. Vemos un ejemplo lacerante en esos desgraciados depredadores de la Manada. Ya tienen émulos.
Han tenido que pasar 45 años para que sean condenados los asesinos del cantautor que cometía sus delitos con una guitarra. Por eso lo mutilaron y acribillaros aquellos malnacidos.
Desgraciadamente surgen canallas que a través de golpes de Estado cruentos se imponen en un país y exterminan a quienes les eran adversos. Merecen ser borrados de la Historia.
Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, es un buen momento para superar el trauma del franquismo y la ignominia que el dictador supuso para nosotros.
Es hora de entregar sus restos a la familia y hacerlo sin alharacas ni estupideces demagógicas, con el sereno ánimo de ir cerrando capítulos tristes de nuestra Historia. El paso siguiente debe ser que todo español pueda enterrar a sus muertos, algo tan elemental.
Es el acertado nombre puesto por la UDEF a la última trama corrupta descubierta. Esta vez se trata de controles de radares y semáforos con el pretexto de mejorar la seguridad vial. Y una vez más tenemos una corrupción descontrolada, no partidista, trepando y penetrando todas las siglas; unos partidos ya con experiencia en estas lides, otros dando sus primeros pasos.
Aparecen implicados alcaldes, concejales, técnicos y policías. La red se extiende por media España aunque el epicentro, también en este caso, se encuentra en Madrid.
Claro que la corrupción está en la condición humana y el dinero es poderoso pero habrá que combatirla con mayor eficacia, más medidas preventivas y /o disuasorias para no tener que vivir pendientes de cuál será el próximo golpe policial.
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.