DON QUIJOTE

 

A los 400 años de la muerte de su autor sigue siendo la más grande y hermosa novela “que vieron los siglos pasados y esperan ver los venideros”.

Era un error imponer su lectura en el ámbito escolar y me parece bien la adaptación que ha hecho Trapiello si sirve para aumentar el número de lectores.

Pero como de verdad se disfruta es leyéndolo en versión original, con el DRAE, papel y lápiz. (Tengo una edición del XIX ilustrada por Staal que es una joya). Nos muestra la riqueza de nuestro idioma y cómo lo degradamos con innecesarios anglicismos y en las fatídicas redes sociales.

Se dice que el bueno de D. Alonso ha mirado nuestro panorama político y ha concluido que “en los partidos de antaño no hay líderes hogaño”.

 

 

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