UNA VEZ MÁS

Ni un día sin Podemos. Parece un imperativo nacional, un mantra colectivo. Estamos ante un fenómeno nuevo e inquietante y por eso mismo susceptible de análisis que, lógicamente, serán diferentes.
Hay una demanda creciente y sobradamente motivada de cambio, eso es obvio; lo discutible es que se perciba como protagonista y gestor de ese movimiento a Pablo Turrión. Parece inmaduro, cínicamente oportunista, arrogante; detractor del “sistema” pero elude impuestos y paga salarios de miseria con dinero negro.
En su entorno, uno es becario privilegiado y fraudulento; el otro, siempre agresivo, con el ceño fruncido por el odio.
Son casta endogámica, aparecen hasta en la sopa y cada vez serán más los españoles que imiten a Mafalda.

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