VERSIONES

 

El hecho objetivo y desafortunado es que 224 personas han muerto en un avión que volaba de Egipto a Rusia. Ahora procede determinar las causas del siniestro y se complica porque los asesinos carroñeros del EI se atribuyen el derribo del avión con un misil.

Aparecen las versiones contrapuestas: los rusos no admiten problemas técnicos y prefieren la hipótesis de que hubo impacto externo a 10.000 m de altura; los egipcios no quieren reconocer la importante presencia del terrorismo yihadista en la península del Sinaí y hablan de un deficiente estado del aparato.

Y es que “todo es según el color del cristal con que se mira”. Esperemos que las reveladoras cajas negras aclaren el misterio.

 

 

PERFILES

 

UNO.- Ha tenido y tiene en la vida mucho más de lo que merece pero se siente infravalorado. Busca el protagonismo fácil arremetiendo contra los suyos desde la peor deslealtad. Es un ridículo ególatra rencoroso. La frustración y el odio seguirán devorando a este líder meñique en su inmensa pequeñez hasta consumirlo.

DOS.- Su vida experimentó un cambio radical, un giro copernicano. Pizpireta, nerviosa, con conatos de rebeldía pero sometida al más estricto protocolo. Vive tras una pantalla de rayos X, se sabe observada por dentro y, sobre todo, por fuera. Hace cambios en pos de una imagen estable; hará bien en conseguirla y aquietarse porque su rol, aunque teóricamente es vitalicio, hay que defenderlo día a día.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ALTO RIESGO

Siempre es buen momento para revisar críticamente las costumbres sociales, lo es más si está por medio la muerte y debería ser obligado cuando se trata de muertes gratuitas y evitables, las más absurdas.
Este verano hemos conocido dos casos de fiestas populares en los que han perdido las vida 21 personas: las sueltas de toros en varias ciudades con gente corriendo delante o intentando evitarlos y un rally en La Coruña donde un conductor perdió el control y estrello su coche contra los espectadores.
Parece más razonable que los toros estén en los ruedos y los vea quien quiera y los coches, conducidos por profesionales, en circuitos preparados.
Evitaríamos muertes y nuestra imagen socio-cultural saldría mejor parada.