INTERCAMBIO

 

Nuestros líderes políticos podrían sorprendernos alguna vez con decisiones inteligentes, originales, más allá del tópico manual con el que viven.

Los dirigentes de PP y CS deberían aprovechar para anular el chantaje de Torra, ese ser siniestro y desquiciado que amenaza con dejar caer a Sánchez. Podrían comprometerse a no suscribir una moción  de censura contra el presidente (le darían una buena lección) y a cambio exigirle que aplique de nuevo el 155 en una Comunidad que no puede funcionar de modo autónomo.

Si no hay acuerdo con los Presupuestos, se prorrogan. Los enloquecidos chantajistas quedarían inermes.

El problema catalán justifica cualquier acuerdo que se pueda establecer entre fuerzas constitucionalistas, incluso justificaría una “gran coalición” que sepa  colocarlos donde les corresponde, sin quitarles nada pero sin más concesiones ni estupideces.

 

 

EL PLÁSTICO Y YO

 

El empleo masivo del plástico y yo somos coetáneos: de la década de los 50. Recuerdo el abandono del esparto y el cierre de fábricas que lo trabajaban.

Lo sustituimos por este invento de demonio que se expandió rapidísimo.

Las cifras de sus residuos o de la capacidad de contaminación y destrucción de la vida marina producen escalofríos. No somos conscientes de la gravedad y amenaza que supone a cortísimo plazo. Tenemos que hacer un uso más racional, la Administración ser más vigilante y la ciencia descubrir variedades biodegradables.

Nuestro plástico circula por los ríos y va a parar al mar, que es el morir. (dedicado a Manrique).

No coincidiremos en nuestro final. “Yo me iré y seguirá el plástico contaminando” (dedicado a Juan Ramón Jiménez)

 

 

IN CRESCENDO

 

Es obvio que la UE no logra su propósito de crear una entidad supranacional en la que todo país se sienta  protegido y potenciado sin perder su soberanía.

El nuevo “fantasma que recorre Europa” ya no es el del comunismo   (Marx, 1848) sino el de la extrema derecha, unos partidos nacionalistas y euroescépticos que han encontrado un filón en la inmigración ilegal y el aumento de refugiados.

No se libran ni las clásicas socialdemocracias nórdicas, crecen desde Suecia hasta Italia y con especial intensidad en países del Este como Hungría o Polonia.

España es una excepción. Durante la Transición la derecha más radical se integró en AP y supo adaptarse al sistema razonablemente.

Ahora se coordinan entre sí para hacer una demostración de fuerza en las elecciones de Mayo. Cuanto menos lo logren, mejor.