Menudo “análisis de coyuntura” hacía Ángel Montiel el día 14. Abarcaba desde la jefatura del Estado hasta RTVE pasando por la Banca, el poder judicial, sindicatos, empresarios, policía, etc.

Podía haber incluido a los partidos, tan desprestigiados y faltos de oxigenación y cualificación.

Puede que lo escribiera en la fase depresiva del ciclo porque es demoledor; pero nada de lo que dice es incierto o está exagerado. Generaliza en algunos casos (tres policías putrefactos no son los Cuerpos de Seguridad)

pero eso es normal.

Afirma que  “la estructura del Estado democrático ha quedado por los suelos”. Lo preocupante es preguntarse cómo se cambia esto.

Unos pueden acariciar soluciones infantiloides pseudoutópicas y otros simplemente desear una dictadura.

Más vale que nos empleemos a fondo en mejorar lo que tenemos y no ponerles a otros fácil la respuesta.

Hace poco en Italia unos subsaharianos violaron y asesinaron a una joven. Ahora en España unos magrebíes menores de edad violan a otra y casi matan a su novio. Luego nos extrañamos de la aparición de algunos “salvinis” furibundos.

Lo cierto es que el tema sigue sin abordarse en serio y que la fría estadística de las páginas de sucesos se convierte en un argumento difícil de rebatir. Aunque se hable de xenofobia y racismo, no lo es.

Que no nos hagan llorar con la imagen de los pobrecitos menores desvalidos que vienen ilegalmente y han de ser cuidados a toda costa.

Seamos más realistas y reconozcamos que no son lo mejor de cada casa, son marginales ya en su país y no llegan con un afán integrador y constructivo, al menos la mayoría.

Hay acontecimientos que no prestigian la imagen de la Justicia; el nombramiento del Consejo General (CGPJ), tampoco.

No se puede desvincular a la Administración judicial de la política porque la Constitución dice que  “la justicia emana del pueblo” (frase tan rimbombante como imprecisa). Pero esa relación debería ser mínima. Si un magistrado sabe que su ascenso depende del sesgo ideológico de quien lo nombra se pervierte la pretendida independencia.

El CGPJ debería mantener la inspección y el régimen disciplinario sin intervenir en los nombramientos.

En el Constitucional el Parlamento podría elegir a la mitad más uno con  mayorías cualificadas. Tanto en él como en el Supremo, los presidentes elegidos por sus magistrados  y diferentes de quien presida el CGPJ.

La mejor garantía de un Estado de Derecho sano es un poder judicial independiente. Hay que esforzarse por lograrlo.

En USA se han producido más de 300 asesinatos en lo que va de año, o sea, uno cada día. En los informativos usan el latiguillo de que cada nueva masacre reabre el debate sobre la venta de armas, pero sabemos que no hay tal debate, que siguen convencidos de la bondad del sistema y este presidente defiende que haya más gente armada en locales públicos, incluidos los colegios.

Una nueva oración se abre camino en la América profunda, la que vota a Trump: “El tiroteo nuestro de cada día dánoslo hoy; no nos prives de nuestras señas de identidad; te lo pedimos, oh Señor, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”

Así piensan y viven en la todavía primera potencia mundial.

Estamos ante un fenómeno aparentemente paradójico: las encuestas sitúan

A Podemos como último partido y bajando, pero Iglesias parece que se inclina por adelantar las elecciones generales.

No soportaría que “sus” presupuestos no se aprueben y se prorroguen los del PP y le insinúa a su rehén que debe disolver y convocar.

Como éste es de los que no dan puntada sin hilo habrá que pensar que sus razones tiene.

A mí se me ocurre que, habiendo consolidado ya su matrimonio con Sánchez y ante el presunto avance electoral de la izquierda, considera cercana la posibilidad de instalarse en la Moncloa como copresidente del gobierno del Reino de España y no quiere dejarla pasar ( lo de “reino”  ya se encargara él de ir “minándolo”) .

Es terrible saber que un exaltado peliculero con poco cerebro y mucha sed de venganza pretendía disparar contra el presidente del gobierno.

Es peor oír a algún desgraciado de esos que quedaron frustrados el 23-F decir que tenía que haberlo conseguido.

Un socialista veterano (80 años) sostiene que Sánchez está cometiendo serios errores y crispando más de lo necesario.

Si medir los tiempos es importante para un político, más aún lo es vivir a tono con los ritmos históricos. Sería bastante estúpido crear climas similares a los de hace 83 años, aunque afortunadamente las circunstancias sean diferentes.

Sánchez, empecinado por su ambición, provoca a la Banca, al Poder Judicial, a la Iglesia…y a toda institución que quede fuera de su caladero de votos.

Podíamos aprovechar el revuelo organizado tras las sentencias del Supremo para analizar a fondo, partiendo de cero, las variables que intervienen en un crédito hipotecario.

Es lógico pagar al Banco el capital solicitado más los intereses correspondientes y lo es pagar los honorarios del notario. Además, pagamos el IVA a Hacienda y pagaremos el IBI al Ayuntamiento.

Por si fuera poco, aparece esa cosa de nombre estrafalario que son los “actos jurídicos documentados” pagaderos a la Comunidad Autónoma.

Vamos que comprar una vivienda es toda una sangría.

Con la reforma de la Ley Hipotecaria tienen nuestros diputados una ocasión de oro para eliminar ese impuesto mostrenco.

Las CCAA que repriman su afán recaudatorio y reduzcan gastos innecesarios. Que ya nos pasamos la vida hipotecados, y no sólo por el Banco.

Es curiosa la obsesiva necesidad de este hombre por sentirse protegido. Compró una gran casa en una parcela vallada, ha hecho reformas y lo ha llenado todo de cámaras de seguridad; lo último ha sido una puerta blindada de seis mil euros.

Por otro lado, además de los escoltas propios de un líder político, exige vigilancia durante las veinticuatro horas: seis guardias civiles en turnos de ocho horas cada pareja. Naturalmente este gobierno le concede todo lo que pide.

Pablo, Pablo, quién te ha visto y quién te ve. De tu modesto piso en Vallecas a tu mansión en la Navata, de tu fobia policial a vivir amparado por ellos. ¡Cuánto cinismo cabe en ese cuerpo menudo!

No tengo el gusto de conocer a José Antonio Serrano Martínez (compartimos apellidos al revés), el candidato socialista a la alcaldía de Murcia. Las referencias de algunos que lo conocen y sus manifestaciones públicas (por ejemplo la entrevista del domingo en La Opinión) llevan a pensar que es la persona idónea para hacerse con la alcaldía tras 23 años de alcaldes populares.

Él “diagnostica” cuatro síntomas negativos en la ciudad que empiezan por “d”. Yo creo que reúne cuatro características positivas que terminan en “d”: capacidad, voluntad, receptividad y sensibilidad.

Trabaja con ahínco y se dan algunas circunstancias favorables. Tiene apenas siete meses para lograr un doble objetivo: ser el partido más votado y que Ferraz no le imponga “socio”. No será fácil pero es posible.

En Italia los inmigrantes ilegales se han empeñado en llevar al impresentable Salvini hasta la presidencia del gobierno.

Un grupo de subsaharianos ha torturado, violado y asesinado a una chica italiana de 16 años. La gente se indigna, el ministro hace sus típicas declaraciones y sus apoyos aumentan.

Es un tema infernal porque se presta a la demagogia y a criticar a quienes la hacen, pero lo cierto es que dejar en las calles a gente joven, ajena a una sociedad, sin oficio ni beneficio, no puede producir efectos positivos sino todo lo contrario, generando un fuerte rechazo social.

(La “caravana” hondureña que marcha sobre EEUU también aúpa a Trump)

El tema sigue sin abordarse seriamente, desde la racionalidad y globalidad que requiere. ¿Hasta cuándo?