La Covid-19
con sus múltiples derivaciones, todas ellas negativas, está poniendo a prueba a
los países que la padecen, a gobernantes y ciudadanos.
A la hora de
enfrentarse al virus, tomar medidas o dar instrucciones hemos visto modos de
proceder muy diferentes. Pero lo que no parece de recibo es que nos engañen,
como ha hecho el gran farsante mundial. Insistía Trump en que era una
enfermedad leve, poco más que una gripe y la mascarilla no era necesaria, se
jactaba de no usarla. Ahora se ha filtrado que era consciente de la gravedad-
“altamente letal y muy contagioso”- pero no lo reconocía; en medio, decenas de
miles de muertos.
En España el
ínclito Simón se cubrió de gloria restando también importancia al virus y al
uso de mascarillas por encubrir la carencia que existía.
Comportamientos
que merecen un banquillo judicial y una condena.
Es normal
que un partido se vea antes o después en la obligación de hacer concesiones o
transigir con algo que no figura en su ideario. Pero las tragaderas que está
exhibiendo Podemos son más amplias de lo
común.
Primero se
muestran contundentes en sus radicales afirmaciones para desmarcarse del PSOE y
marcar perfil propio e inmediatamente vienen las correcciones, los matices,
para acabar tragando con lo que les echen.
A esta
altura nadie puede tomarlos en serio y pensar que pueden hacer gala de una
mínima coherencia. Incluso llegan a insinuar la ruptura de la coalición
gubernamental, pero humillados y obligados vuelven al redil.
Ellos, sus
parejas, sus amigos ni se han visto ni se van a ver en otra. No pueden
permitirse lujos o tener dignidad. Sus “numeritos” convencen cada vez a menos
seguidores.
En el PP van
a tener que renunciar a las campañas electorales o, al menos, hacerlas más
humildes porque a la hora de sufragarlas cometen todo tipo de tropelías que,
antes o después, acabamos conociendo.
Dolores de
Cospedal cargó contra la época de Aznar por la operación Gürtel, “que cada palo
aguante su vela”, dijo. Y ahora Casado arremete contra Rajoy por la operación
Kitchen, que ya costó la caída del gobierno y la aprobación de una moción de
censura que alumbró al engendro de gobierno actual.
El problema
de las campañas se da en todos los partidos y en todos ellos hay además
sinvergüenzas que se enriquecen a título individual; estos del PP deben ser
especialmente torpes y ahí van: de Gürtel a Kitchen, de Aznar a Rajoy, de
pleito en pleito voy. Se van agotando los palos para tantas velas.
La
excepcionalidad de la situación que vivimos obligará al líder del PP a hacer
algunas concesiones al presidente del Gobierno. Parte del electorado popular y
una mayoría ciudadana aprobarían algún gesto en este sentido. Lo contrario,
mantenerse enrocado, sumado a la existencia de VOX sólo sirve para reforzar al
PSOE.
Pero hay que
reconocer que no es una decisión fácil cuando tienes enfrente a un personaje
como Pedro Sánchez, cuya insana relación con el poder lo aboca a
comportamientos sorprendentes que aumentan su cota de indignidad. No se
relaciona con Casado, ignora sus propuestas y ahora lo acusa de deslealtad con
el Estado (¡!), cuando él es valedor y sustento de ERC y Bildu, Rufián y Otegi,
que no son precisamente grandes defensores del Estado, que en sus programas
piden su desaparición.
Difícil
tesitura para Casado, pero tiene que pronunciarse.
Parecía que
la llegada de López Obrador a la presidencia de México serviría para ir
solucionando algunos de los muchos problemas que asolan al país. No ha sido
así, ha defraudado expectativas y allí siguen creciendo la desigualdad, el
paro, el narcotráfico, la pobreza y la violencia.
Él ya ha
encontrado la causa: el modelo neoliberal, origen de todos los males, aunque
tampoco propone alternativas. También descubre otro filón condenando la
Conquista del XVI y arremete especialmente contra España y sus empresas, exige
una petición de perdón.
En el mismo
México que tan generoso fue con la España republicana exiliada surge ahora un
demagogo que se refugia en el indigenismo simplón para tapar sus carencias,
incapaz de ejercer una labor de gobierno transformadora en ese gran país que
merece gobernantes más serios. Un presidente fallido.
Hace tiempo
que el expresidente de la Caixa, Isidre Fainé, buscaba la fusión con Bankia
para “sentar plaza” en la capital del Reino y crear el mayor banco español.
Diversas
circunstancias lo han ido demorando hasta que ahora se han dado las condiciones
idóneas. Él y Calviño, como representantes de los accionistas mayoritarios, han
llegado al acuerdo que ahora deberán ratificar los órganos de gobierno de ambos
bancos.
Para apreciar
la bondad de la operación no hay más que ver quienes se oponen. Es verdad que
restringe la competencia y eso no es bueno, pero era casi inevitable ante los
aires que vienen de Europa.
Ahora,
prejubilaciones pactadas y mucho tacto con los trabajadores.
Fainé sí que
es un catalán de pro, de aquellos del seny y la valía, eclipsados hoy por una
patulea de inùtiles, vividores y botarates que pintan una Cataluña de
pesadilla.
Un
acontecimiento político destacable de este verano ha sido el cese de Cayetana
Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria d PP.
Posiblemente
fue un error estratégico nombrarla porque no engaña a nadie y ha actuado en el
Congreso como cabía esperar de ella.
Nadie le
puede negar inteligencia, cultura, claridad de ideas y brillantez al
exponerlas. Se diferenciaba, con mucho, del perfil medio del diputado. Pero su
soberbia y su frialdad, su excesiva autoestima, la han cegado impidiéndole
entender el papel de un portavoz, no sabiendo diferenciar lo individual de lo
grupal, lo personal de lo institucional.
Además, el
PP está obligado a cambiar de táctica, a suavizar su oposición y para eso hace
falta gente más sumisa y adaptable. Su salida ha sido un tanto abrupta, a tono
con su personalidad. Veremos lo que dura inactiva en el dique seco como simple
diputada.
Ya lo hizo
con un ministro y ahora tocaba con una ministra por aquello de la igualdad. El
señor Iglesias, Vicepresidente del Gobierno del Reino de España (miedo me da
escribirlo), ha dejado con su cargo al aire a la ministra de Hacienda que, además,
es miembro potente del PSOE y con futuro andaluz. Ha sido a propósito de la
posible baja laboral de los padres que tengan que pasar la cuarentena en casa
con un hijo contagiado. Pero eso al podemita le da igual, lo importante es que
se ve obligado a hacer gestos de este tipo para demostrar que preside un
minigobierno.
Uno de sus
muchos asesores le habrá dicho que muerda y haga presa por la rentabilidad
electoral.
Hay que
recordar que el responsable de esta farsa vergonzante no es él sino quien lo
nombró y lo mantiene.
Fernando
Martínez <>Serrano 3-9-20
El Blog pretende ser un espacio abierto a la reflexión interactiva, propiciar un intercambio de puntos de vista, de valoraciones. La temática es abierta, pluridisciplinar y combina microartículos (en torno a 100 palabras) con otros más extensos.