Después de
lo que hemos vivido en 2020 no nos queda más remedio que afrontar el 21
practicando la socorrida virtud teologal de la esperanza, confiar en que ha de
ser necesariamente mejor.
Lo
comenzaremos con la ansiada vacuna anticovid que demuestra que todavía la
ciencia nos va salvando de los desastres que provienen de la naturaleza. Habrá
una notable recuperación económica en Europa gracias a esa nueva versión del
plan Marshall que regará de millones los países.
Veremos unos
EEUU girando hacia la normalidad, modificando el unilateralismo y respetando
más al resto del mundo. Ojalá siga la distensión en las relaciones
árabe-israelíes y se llegue a la deseada concordia.
En España se
producirán pocos cambios. Desgraciadamente seguiremos padeciendo el mismo
panorama político, hundidos en la …miseria (por no escribir otra palabra que
también empieza por “m” y termina por “a”).
Ha pasado
menos de un año desde que apareciera el Covid-19 hasta la elaboración de
vacunas para combatirlo. Es un período corto desde el tóxico hasta el antídoto
y máxime teniendo en cuenta que tradicionalmente ese recorrido exigía varios
años para coronarse con éxito.
Pero es que
el grado de desarrollo biotecnológico es mayor, se ha trabajado desde el
principio con afán colaborador en un mundo interconectado, se ha invertido
mucho dinero público y privado.
Y esa es la
parte buena que debe quedar como testimonio de esta nefanda pandemia que pronto
empezará a ceder.
Ese plazo
tan corto es utilizado como excusa por algunos para dudar de su eficacia y/o
construir las más fantásticas teorías sobre el tema. No necesitan pretextos si
tenemos en cuenta que ese colectivo aloja a gentes que rechazan a Darwin y el
Evolucionismo y sostienen que la Tierra es plana.
El discurso
del rey en Nochebuena ha batido récords: el más visto, el más esperado y el que
más especulaciones había suscitado. La gran duda era saber hasta que punto
“metería la pluma” el Gobierno, presionado por Podemos que quería sangre azul a
toda costa para detener su propia hemorragia de sangre roja.
Naturalmente
Felipe VI no ha hecho ni una concesión y ha cumplido con el sentido que suele
tener ese discurso institucional.
La Monarquía
es vitalicia y esa “intemporalidad” es la que algunos olvidan; ellos pasarán,
sus partidos sufrirán vaivenes, pero la Corona se mantendrá. Aunque le muerdan
y le den tarascadas sobrevivirá porque no se otea una revolución social capaz
de derribarla y ni este contexto ni este monarca tengan nada que ver con los de
1931 por más que se empeñen estos republicanos de nuevo cuño.
Tremenda la
imagen de miles de camiones inmovilizados en el sur de Inglaterra. Han sido
víctimas propiciatorias de la viciada relación entre el Reino Unido y la UE,
atrapados en sus camiones (eso sí que es un confinamiento), desatendidos y
obligados a controles sanitarios un tanto absurdos ya que no viajan con otras
personas, van solos al volante.
La vida de un camionero es bastante dura y
había medidas muy restrictivas para la cena de Nochebuena, pero no los han dejado
estar con los suyos un día que, por unas u otras razones, tiene un significado
especial.
Mezcladas
con los reportajes sobre los típicos alimentos navideños hemos visto las de
algunos conductores que exhibían su particular menú: una lata de atún y otra de
sardinas. El día 24 pasaron una noche mas mala que buena, tuvieron un motivo
más para recordar este maldito año.
A esta
altura debería ser ocioso tener que afirmar que la razón es el arma más
poderosa que poseemos, que con ella hemos logrado el conocimiento que tenemos
de la realidad: de la naturaleza y de nosotros mismos.
Como todo,
fue evolucionando desde la Grecia clásica hasta que en los siglos XVII y XVIII
se va consolidando el conocimiento científico, el más perfecto, que consiste en
penetrar en lo desconocido, investigar las causas de los fenómenos y formular enunciados
que han de ser demostrables, cuya verdad puede ser probada.
Cuando
razón, ciencia y tecnología se conjuntan alcanzamos un conocimiento insuperable
y práctico que permite transformar la naturaleza (no siempre para bien) y
protegernos de muchos desastres. El último gran logro biotecnológico es la
vacuna anticovid y, pese a todo, aún hay gente reacia o directamente
negacionista con respecto a su validez.
Es la
empresa distribuidora más grande del mundo y no en vano lleva el nombre del
mayor río porque como él tiene un amplio recorrido y arrasa por donde pasa. Es
un enemigo potente contra el que poco pueden los comercios tradicionales. Ahora
desde diferentes ámbitos se pide una especie de boicot y la vuelta a los puntos
de venta que solíamos utilizar.
Pero no será
fácil. Lo que convierte a Jeff Bezos en el hombre más rico del mundo es el
hecho de que ha sabido conectar, entrar en los modos de vida de los
consumidores proporcionándoles un producto con rapidez y a un precio
competitivo, a golpe de click desde tu casa.
Sólo
competiremos con él cambiando ciertos comportamientos o aceptando alguna
incomodidad para seguir comprando en las tiendas de toda la vida.
Muchas
generaciones de catalanes luchando por conseguir la independencia y resulta que
han llegado a un punto en el que no les hace falta seguir en la lucha. Ya no es
que ellos se separen de España sino que España se va desconectando de Cataluña,
se produce un curioso prodigio histórico y hacemos bueno aquel estigma que nos
colocábamos de “España es diferente”
Se les cede
el control de instituciones educativas y la imposición de su lengua sobre la oficial,
el dominio absoluto de sus medios, la recaudación de impuestos, la gestión de
sus infraestructuras y cárceles, empiezan a arrinconar a la Guardia Civil y a
la Policía Nacional, etc, etc.
A su
emblemática fecha de Septiembre de 1714 añadirán ahora el día en que un
individuo como Pedro Sánchez, carente de sentido de Estado, formó gobierno
gracias a sus votos.
Es una palabra
que, además de su significado anatómico, sirve para describir a la persona
terca, obstinada y, por extensión, a quienes se aferran a una idea y la
mantienen aunque haya cambiado mucho el contexto en el que se generó.
La ministra
de Hacienda nos ha ofrecido una elocuente y significativa definición del rojo
de la Navata; en plena discusión por los dineros públicos en los pasillos del
Congreso le ha llamado “cabezón”. Nunca dejará de serlo, usa su cabeza para
llamar la atención con coleta o con moño y en su interior aloja la decimonónica
ideología que lo elevó, la defensa que hace de países y líderes que no son
precisamente u ejemplo de mente flexible que sabe evolucionar en la
interpretación de una realidad cambiante.
Realmente es
un cabezón que vive una obsolescencia programada sin saberlo.
Ahí
colocaron como administradora a Rosa Mª Mateo con instrucciones para atender de
modo parcial e incondicional los intereses del Gobierno. La sacaban de su
plácido retiro y le pagaban un fenomenal sueldo.
A esta
indigna señora que se traga todo lo que le impongan le han colocado a un joven
que pretende ser gracioso con su sonrisa impostada para que conduzca un
programa matinal de significativo nombre: “Las cosas claras”.
Viene
rebotado de otras cadenas y por fin ha encontrado un encaje ideal para su
perfil: partidario confeso de Podemos y amigo íntimo del amo de ese partido. Se
siente bien respaldado y se gana el sueldo arremetiendo contra todo lo que
huela a derechas y secundando la campaña de Podemos contra la monarquía.
Con este
panorama TVE se hunde en la miseria y sus niveles de audiencia caen estrepitosamente.
No es para menos.
Alemania era
uno de los países con menor incidencia de Covid en la primera ola porque hacían
bien las tareas básicas de detección y rastreo. Y ahora, en la segunda ola,
aparecen cifras superiores a lo esperado y Ángela Merkel, de común acuerdo con
los landers (¡qué envidia!), toma la decisión de un nuevo confinamiento, cierre
de comercios no esenciales y centros educativos. Una decisión dura en estas
fechas que los alemanes aceptarán a regañadientes. Pero priman la seriedad y la
responsabilidad.
Hay que
lamentar que una gobernante de estas características vaya a retirarse de la
política, máxime cuando la comparas con tanto chisgarabís que circula por ahí
(y sobre todo por aquí). Parece que encarna el espíritu de la Razón práctica de
Kant: “Obra de tal modo que la norma de tu conducta pueda convertirse en norma
con valor universal”.
Fernando
Martínez Serrano 15-12-20
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