Hermosa palabra por lo que tiene de apertura, integración o unidad en la diversidad. Hace 2.400 años los estoicos griegos se proclamaban “ciudadanos de mundo” y el Utilitarismo, en el XIX, consideraba grandes virtudes la filantropía y el cosmopolitismo.
En sociedades tan complejas y masivas como las actuales la cosa se complica. Si el ajuste se va realizando lentamente, con tranquilidad – como si hubiese una “mano invisible smithiana”- ese grupo humano se enriquecerá pero si todo se precipita en forma de aluvión de personas que quieren forzar esa integración, surgirán problemas. Y siempre habrá quienes se niegan a admitir aquello que no se ve desde el campanario de su aldea; son los nacionalistas.