Rodríguez Zapatero se está mostrando platónico- seguramente sin saberlo- como indica su profunda convicción de que todo se soluciona a través del diálogo.
Primero fue partidario de aquella propuesta tan utópica como ingenua de la alianza de civilizaciones (la palabra frente al AK-47) y ahora ha estado en Venezuela pidiendo paz y amor, invitado por un gobierno que encarcela y ordena asesinar a sus oponentes. Sabiendo que Felipe González, también exsecretario del PSOE y expresidente, fue expulsado porque su denuncia incomodaba al autócrata Maduro, no tiene inconveniente en asistir como observador. ¿Alguien sensato haría una cosa así?
No parece que ande sobrado de entendederas y hasta podría pensarse que es, simplemente, tonto.