Estando ya jubilado y con una sustanciosa indemnización fue requerido por el ministro y por el Banco de España para subsanar el mayor fiasco que se ha producido en el sector financiero: el hundimiento de Bankia, ese falso conglomerado de Cajas de Ahorro presidido por dos personas que hoy se sientan en el banquillo.
El nuevo presidente realiza su trabajo con gran eficacia y desde la discreción o casi timidez que lo caracteriza. Tapa agujeros, obtiene beneficios y empieza a devolver parte de las ayudas (no es el único que lo está logrando); para colmo renuncia a cobrar 250.000 euros de retribución variable, cosa que no haría mucha gente.
Me parece que debemos resaltar a estas personas y sus conductas en el enrarecido ambiente que vivimos.