Entre los rasgos distintivos del PSOE nunca ha figurado el de ser masoquista.

Ya antes del debate de investidura habría sido un error pactar con el mundo de Podemos para formar un gobierno condenado al fracaso y al malestar de los españoles; hacerlo después del discurso que su secretario general pronunció en el Congreso sería vergonzante e indigno.

Alguien que entra en tu casa, te ningunea, insulta a tus líderes históricos y destroza tus siglas, no puede ser tu socio. Si tienes motivos- más personales que políticos- para rechazar integrarte en una coalición seria, de 213 diputados, capaz de resolver los problemas más importantes, puedes abstenerte y seguir en la oposición esperando tiempos mejores porque estos cínicos arrogantes se desinflarán y podrás recuperar el voto que te robaron.