O la crónica de un desastre anunciado que se inició con Chávez, quien tuvo la suerte de contar con un petróleo caro, y continúa con su sucesor que está hundiendo a Venezuela en la miseria. Seguramente eligió a este patán de escasa inteligencia porque no encontró a otro más inepto para mantener esa patraña llamada “revolución bolivariana”.
Ha perdido unas elecciones legislativas pero resiste provocando, ha tenido que devaluar la moneda y subir el precio de la gasolina de un modo drástico, cada vez le costara más mantener la red clientelar y la corrupción en que se apoya. Tal vez tenga que ser el ejército el que lo invite a salir del palacio de Miraflores.
Avergüenza pensar que políticos españoles, para defender una fuente de financiación, se proclamen admiradores suyos.