Escena típica en pleno franquismo: “Usted no sabe con quién está hablando” y acto seguido se identificaba como falangista, miembro del Movimiento o cualquier otro tipo de autoridad, para acabar amenazando a la persona que hubiera podido afrontarlo.
Año 2016 en un aeropuerto canario: “Exijo una sala Vip para esperar hasta el embarque”, “A mí no puede someterme a los obligados controles de seguridad”, “Me niego a enseñarle mi DNI, señor guardia”. Y todo ello alegando su condición de diputada, o sea, representante del pueblo.
Se llama Victoria Rosell y, para mayor agravante, es juez (con algunas sombras en su proceder profesional); su partido es Podemos, nuestros redentores, y si formara parte de un gobierno la nombraría ministra de justicia. ¿Qué les parece?