Parece que es lo que más se practica en el panorama político actual. Y no está clara la calidad de la obra o de los actores que la interpretan.
Un buen reflejo de ello es la frecuencia e intensidad con que se emplea la palabra “postureo”, tan significativa aunque no esté en el Diccionario.
Abundan las actuaciones en el Congreso y fuera de él, antes de empezar una reunión y al acabarla (aunque no acuerden nada). La forma se impone al fondo y lo trivial a lo serio.
Sabiendo que estamos en un país con poca musculatura crítica en el que reina Tele-5, y precisamente por eso, cabe pedir a nuestros líderes que se esfuercen y ofrezcan un contrapeso de dignidad, en el fondo y en las formas.