Tras aquel monstruoso asesino, felizmente eliminado, casi olvidado, oímos ahora la voz de su hijo Hamza pidiendo que se ataque en Occidente porque <deben pagar con sangre>.
Ha decidido emular al cabrón que lo engendró para seguir el refrán: “de tal palo, tal astilla”. Alá sabrá que ideas rondan por su cabeza para superar aquella locura que fue el atentado de las Torres Gemelas.
Durante mucho tiempo cuando alguien acababa con un enemigo eliminaba a toda la familia, convencido de que, antes o después, se volverían en contra. Hay testimonios en la Biblia, en el Imperio Romano y consejos maquiavélicos al respecto.
No estaría mal que un comando de las fuerzas especiales norteamericanas enviase otra grabación a la Casa Blanca como la de Osama.