Hubo un tiempo en que los partidos políticos, por muy antagónicos que fueran, respetaban las “interioridades” del adversario; una norma no escrita según la cual cada uno debía resolver sus problemas sin injerencias externas.
Parece que eso también se ha perdido. Unos destripan a otros y echan sal en las heridas. El secretario de Podemos, desde su innata maldad, elogia a Zapatero diciendo que es su asesor y fue el mejor presidente; y este, con su característica lucidez, dice que se lo agradece aunque lo considera un elogio al PSOE, sin advertir el dardo envenenado.
El candidato de C´S está empeñado en refundar el PP y decide a quienes tienen que quitar o que poner si quieren su apoyo.
Nuevos tiempos. Líderes emergentes. Para este viaje…