A esta alturas parece claro que el cretino de Donald Trump es un peligro considerable y que ha hecho méritos suficientes como para ser declarado ciudadano “non grato” en el planeta Tierra.
Encarnación de la América profunda, arremete contra mujeres, negros, inmigrantes y latinos sin molestarse en elaborar argumentos.
Ha convertido a los mejicanos en objeto predilecto de su burda demagogia insultándolos duramente y amenazando con construir un muro que les impida el paso a U.S.A.
Pues bien, su nuevo equipo asesor le sugiere que suavice su postura y él, obediente, solicita una entrevista con el presidente mejicano. Peña Nieto, sorprendentemente, lo recibe en su residencia provocando un malestar generalizado entre sus paisanos que no le perdonan la tolerancia con el enemigo público número uno. Y con razón.