Por definición se trata de algo desconocido, que está por venir. Pero lo cierto es que lo mires como lo mires parece poco halagüeño y tal vez el rasgo más destacado que aparece como telón de fondo sea la inseguridad.
En el ámbito laboral la legislación crea un empleo precario, de poca calidad, el futuro de las pensiones es bastante incierto y ambos factores impiden a los jóvenes contemplar el largo plazo con cierta tranquilidad.
La creciente desigualdad económica muestra cifras vergonzantes. Una inmigración masiva e incontrolada genera rechazos casi etológicos.
Un Islam invasivo, cerril y excluyente se expande sin límites. Su peor cara, el yihadismo integrista, siembra un terror difuso. Una clase política decepcionante carece de principios y criterios… etc.
No parecen existir muchos motivos para el optimismo.