Nadie puede negar que hemos creado una sociedad intensamente consumista, que nos excedemos en comprar más de lo que puede resultar necesario. Todo nos impulsa a hacerlo. A nuestras épocas tradicionales se van sumando otras de importación con sus innecesarios y estúpidos anglicismos. Faltaban el black friday y las shopping nights. Zonas peatonales, centros comerciales, iluminación, publicidad.
La gran paradoja es que esta fiebre comparte escena con mucha gente que se sitúa en el umbral de la pobreza, un elevado paro, salarios de miseria, bancos de alimentos y comedores sociales (que en estas fechas echan el resto).
Vivimos en una sociedad dual y un tanto esquizoide. Sería bueno lograr unos niveles mayores de igualdad y cohesión.