Hay instituciones que no se libran de una imagen negativa. El Fondo Monetario Internacional es una de ellas. Siempre le toca hacer de poli malo en la película; examinan las cuentas de un país buscando sólo que cuadren, ignorando las repercusiones sociales o políticas de sus exigencias. Lo suyo es pintura de brocha gorda y luego cada gobierno saca sus pinceles finos y pinta como puede.
Para España pide que se suban impuestos, especialmente el IVA en el sector de restauración (se resentiría el turismo), disminuir gastos en educación y sanidad (raya en la crueldad sabiendo los recortes realizados) y profundizar la reforma laboral (más precariedad).
Naturalmente ha provocado el rechazo de todos los partidos, incluido el que gobierna.