Estamos en el pelotón de cabeza en cuanto a presión fiscal, ya sea en el impuesto de la renta, en donaciones o en sucesiones y, a la vez, somos la Comunidad más deficitaria lo cual no deja de ser curioso.
Puede que se deba a la manida deuda histórica que sistemáticamente el Estado mantiene con la región. Ojalá sea sólo eso y cuando haya que “retocar” la ley de financiación autonómica para aquietar a Cataluña se corrija ese desajuste que padecemos.
También tenemos una tasa de abandono escolar muy alta y de I+D mejor ni hablar.
Estamos lejos de ser aquella California que algunos soñaron a finales de los 80. Aquí se potenciaron la agricultura y la construcción que no son precisamente los sectores que requieren la mano de obra más cualificada.