Y hasta cuanto habrá que seguir aguantando a estos nuevos diputados que sistemáticamente se dedican a insultar y/o provocar en sus intervenciones.
Se les afea su conducta y ellos siguen tomándonos el pelo cada vez que quieren. Es una tendencia imparable y se debe acabar con ella. Se les podría suspender de empleo y sueldo (como ocurre con funcionarios) o echarlos (como ocurre con trabajadores).
Cualquier medida será adecuada si sirve para poner fin a los bochornosos espectáculos que nos regalan de vez en cuando. Lo que no se entiende es que haya tanta demora para actuar contra estos majaderos. Quien lo haga gozará de la simpatía y el apoyo de casi todos los españoles. La actividad política se beneficiará.