Se esperaba la intervención parlamentaria de la portavoz de Podemos para ver qué tono adoptaba. No ha decepcionado; el programa se cumple a rajatabla. Ahí estaba ella, pletórica en su papel de portavoz de la ira, mensajera del odio fonético, semántico y gestual.
Para eso fueron seleccionados y preparados, para intentar desestabilizar un régimen democrático.
Es sorprendente que siendo tan joven acumule tanto rencor. Saben bien cómo calentar los ánimos. Cualquiera tiene un motivo de queja contra el Sistema o contra su propia forma de vida y estas gentes son el catalizador perfecto por el que impulsar sus frustraciones y su agresividad.
Más que una moción constructiva aquello parecía un vómito de bilis.