Empezaré por el final: el PSOE no merece haber caído en manos de un desaprensivo ambicioso como este. Dejó dicho el honorable Tarradellas que en política se puede hacer todo menos el ridículo.
En su alocada carrera por recuperar el 40% del voto podemita le sirve todo.
Ya debutó en 2014 rompiendo un compromiso adquirido con los socialistas europeos y ahora vuelve a hacerlo con un tratado sobre libre comercio.
Está claro que lo suyo es el “no es no”, que avanza a base de negaciones y decisiones que no provienen de órganos del partido, las impone humillando a unos parlamentarios conscientes de que quienes no sean lacayos fieles serán laminados en las próximas listas.
Panorama triste y desconsolador.