Por su naturaleza, su historia y el mensaje que vende, le corresponde ser universal (que eso significa ecuménica). Pero aquí en España suele mostrarse más bien localista, con estrechez de miras; como si pensara que ahí encuentra mejor acomodo su clientela.
Apoyaron y nutrieron el carlismo, elevaron a la categoría de “cruzados” a los sublevados del mal llamado bando nacional, conectaron con el violento nacionalismo vasco que se convirtió en ETA y ahora ofrecen un bochornoso espectáculo en Cataluña permitiendo que se vote ilegalmente durante la celebración de una misa o lanzando arengas independentistas desde los púlpitos los curas y obispos.
Luego se lamentan de algunas reacciones violentas que el pueblo ha tenido históricamente, cuando lo mejor sería no provocarlas.