No se ha vivido un proceso electoral más complicado desde 1976 y cabe predecir que tampoco habrá en el futuro un panorama tan endemoniado como el que se vive en Cataluña.
Una sociedad fracturada, gentes embargadas por sentimientos que no dejan espacio para el análisis racional, ciegos que no quieren ver y siguen apoyando a quienes los llevan a la ruina. Van a figurar candidatos enjuiciados y en prisión por violentar la legalidad al más alto nivel, la Constitución.
La campaña será contra el Estado para lograr el apoyo de los que se consideran víctimas.
Parece que los árbitros finales serán los radicales antisistema .Y lo triste es que con ese apoyo, tienen fácil lograr una mayoría absoluta de 68 diputados que les permitiría gobernar y volver a las andadas.