El autoproclamado Ministro de Exteriores catalán sufría cuando veía un avión sobre Barcelona porque temía que pudieran bombardear. Ahora afirma que los partidos del bloque constitucionalista son antidemocráticos y con ellos volvería el fascismo.
Adoctrinar a través de la escuela y los medios públicos, señalar al diferente, insultarlo y estigmatizarlo, malversar dinero público o atribuir a un enemigo inexistente lo negativo no le debe parecer fascismo.
Los miembros del govern no son elegidos por su racionalidad y prudencia, más bien están cortados por el mismo patrón que su presidente.
Romeva anda a caballo entre la estupidez y la alucinación, lo que por aquí se conoce como un “tontiloco”. Y con personajes como este proclaman su superioridad sobre el resto de los españoles.
Vivir para ver.