En esa mortífera partida que se juega entre el Estado Islámico y el mundo occidental se están moviendo fichas importantes. Una de ellas pasa casi desapercibida y puede ser de mucho calado. Cuarenta países musulmanes han constituido la Alianza Islámica Antiterrorista que se propone luchar contra un terrorismo al que ven desafiante y poderoso.
Señalan con acierto los cuatro frentes de combate en los que hay que concentrar las actuaciones: ideológico, mediático, financiero y militar.
Su gran impulsor es el príncipe saudí que se está mostrando como un gran reformador.
Los “infieles” nos protegemos todo lo que podemos de estos malditos asesinos del EI pero no es suficiente y nos siguen golpeando cuando pueden.
La aparición de esta nueva Alianza permite albergar esperanzas.