Es el siguiente país europeo en el que se van a celebrar elecciones. Parece que las va a perder el partido que gobierna y surgirán la incertidumbre y la fragmentación a las que nos tienen acostumbrados los italianos. Se debilita el centrismo y cobran fuerza la extrema derecha y la izquierda radical. Lo peor de todo es que el árbitro de la disputa podría ser el histrión corrupto y pervertido de Berlusconi.
Mirando a Europa, el panorama más despejado está en Francia; en Alemania han sabido superar el interés partidista (¡qué envidia!) y dotar de estabilidad al país más poderoso de la Unión; en España nos sobra el maldito problema catalán pero podemos formar parte del núcleo duro y ayudar a fortalecer la UE buscando integración y cohesión social.