Hoy se debate la viabilidad de la prisión permanente revisable y todo apunta a que puede ser derogada.
Sus detractores siempre afirman que no se debe legislar “en caliente”. Y llevan razón, se debe hacer “en frío”. Desde el rigor de la razón y velando por el bien común, el Estado debe sacar a estos psicópatas de la sociedad a la que tanto ensucian y dañan.
El oportunismo partidista hay que reservarlo para otros temas y no olvidar el significado de la palabra “revisable” ni el hecho de que es una pena existente en muchos países europeos y cuenta con el apoyo mayoritario de los ciudadanos.
Para mí lo más lamentable es que el PSOE apoye estas iniciativas convencido de que es el mejor modo de hacer oposición.