No hay fórmula universal que explique el mejor modelo. Supongo que es bueno evitar los extremos: permisividad total o absoluto control.
Hemos visto cómo tres generaciones, abuela, madre e hija; reina emérita, reina y princesa vivían un tenso y desagradable incidente del que todas se habrán arrepentido pero que ya ha sido ampliamente difundido para desdoro de la Corona y regodeo de antimonárquicos.
Dos cosas quedan claras: esa escena era la manifestación de un conflicto latente previo y los miembros de una Casa Real no pueden permitirse el lujo de mostrar ciertos comportamientos. Todos ellos han salido perjudicados; ni siquiera Dª Paloma habrá admitido de buen grado la actitud de su hija.
La hiperprotección juega malas pasadas a las madres que la practican.