Siendo tan republicano le hace un gran regalo a la Monarquía, recuperando la tradicional figura del bufón de la Corte.
La última mamarrachada que protagonizó frente a la exvicepresidenta, insultándola, no hace más que reflejar la esencia del personaje.
Chulesco, provocador y adoctrinando desde el aula de una Universidad pública a la que degrada; pero eso le deja mucho tiempo libre y no es suficiente para dar salida a sus dos grandes pasiones: el odio y el afán de protagonismo.
Es el único de los fundadores de Podemos que permanece alineado con su jefe, vierte sus ocurrencias en las cadenas de televisión amigas, donde es bien acogido y ejerce como funcionario.
Para admitir que es un representante serio de la izquierda hay que tener mucha imaginación.