La evolución del significado y el sentido de la fama es un indicador de la imparable trivialización que se vive en nuestra sociedad.
Antes era la consecuencia de algo, el producto resultante de una conducta (normalmente buena, que también hay “mala fama”) que te convertía en alguien conocido y apreciado en tu entorno.
Ahora se adquiere de modo rápido y, generalmente, acompañada de la estupidez y/o la maldad.
Las causas hay que buscarlas en los medios de comunicación y muy especialmente en las cadenas privadas de TV. Ya se sabe aquello de “sale en la tele porque es famoso y es famoso porque sale en la tele”.
Para colmo, produce un efecto de contagio y se expande. Vemos un ejemplo lacerante en esos desgraciados depredadores de la Manada. Ya tienen émulos.