A punto de cumplir los cien días tópicos, el rasgo más sobresaliente de este gobierno son los patinazos-bandazos que está dando y las autocorrecciones pertinentes.
Uno de los más sonoros iba a ser abandonar a su propia suerte al juez Llarena ante la demanda que ha presentado contra él en Bélgica el botarate Puigdemont.
Las masivas reacciones en contra y la decisiva intervención de un jurista cabal y con sentido del Estado como es Cándido Conde-Pumpido, exfiscal general y magistrado del Constitucional, han motivado la rectificación gubernamental.
No obstante, la ministra de Justicia, haciendo gala de un cinismo desacostumbrado, afirma solemne que el gobierno no ha modificado su postura inicial. Hay formas más serias de gobernar.