Responde perfectamente al biotipo del endomorfo. Es extravertido, afable y locuaz. Nos regala frases ocurrentes como que el trasvase del Ebro se haría por cojones, que come yogures caducados o que echa de menos a aquellos camareros serviles que lo atendían.
Ahora, en un debate, proclama la evidente superioridad intelectual del hombre sobre la mujer. Pero él es un caballero, un señorito andaluz consorte y dejó ganar a su contrincante femenina.
Buen argumento “ad hoc” para encubrir el ridículo que hizo hablando de la herencia y exhibiendo los papeles que le preparó Arriola.
Su actitud nos permite apreciarlo en su justa medida. No creo que deban escandalizarse solamente las mujeres.