Tremendo el efecto que produce una sentencia del Tribunal Supremo afectando a la Banca, a la Bolsa, a las CCAA y a millones de ciudadanos.
Lo único que importa es valorar los derechos de prestamista y prestatario determinar cómo se reparten los tributos correspondientes y, siguiendo una orientación de la UE, frenar posiciones de abuso o amparar la indefensión. Se razona jurídicamente, se buscan los fundamentos de derecho y se emite la sentencia.
Ahí se percibe la grandeza del Estado de derecho, de una sociedad civilizada. Valientes y ejemplares nuestros magistrados. Ahora habrá que ver si el Pleno de la Sala III corrige a una de sus cinco secciones o mantiene su criterio, cambiando las condiciones del préstamo hipotecario en favor del prestatario.