La posición de España en relación con el conflicto venezolano, con la tragedia que vive el país, tenía que haber sido acordada por los tres partidos constitucionalistas, PP-PSOE y Cs, como corresponde a los temas de política exterior.
No ha sido posible porque el gobierno socialista es rehén de Podemos, cuyo aislado líder empezó cobrando dólares de Venezuela y debe fidelidad al chavismo y al mamarracho vociferante de Maduro.
Seguro que en educación, sanidad, seguridad, etc. esos tres partidos podrían adoptar posiciones conjuntas cediendo cada uno un poco; quedarían desmarcados populistas e independentistas si persisten en sus insostenibles argumentos.
Ya sé que a esta altura se trata de una pretensión ingenua pero sería algo tan importante y positivo que, sólo imaginarlo, resulta gratificante. Todo iría mejor.