La película “Caudillo” rodada por Martín Patino en 1977 es un buen testimonio de nuestra terrible Guerra Civil.
Viéndola es inevitable que cada cual se pronuncie a su modo sobre aquella desgracia.
Ofrece imágenes y sonidos que permiten comparar un lenguaje hueco con otro pletórico; la conjunción de unas élites que veían peligrar sus intereses con el sentimiento de un pueblo que estaba harto de vivir subyugado; generales leales frente a generales felones con respecto a lo que habían prometido defender.
Los aliados internacionales de ambos bandos eran igual de indeseables: fascismo y nazismo frente a comunismo stalinista (lo único salvable fueron Las Brigadas Internacionales). La Iglesia vio su ocasión para recuperar la influencia que había perdido por deméritos propios.
Y en medio de aquella locura colectiva un personaje fatuo y hueco se erigió como el gran triunfador y así vivió durante 39 años.
Pero, en fin, que todo esto sirva ya sólo para alimentar nuestra Historia, por muy triste que sea.