Me parece bien que haya personas nostálgicas de un determinado personaje histórico que se reúnan para recordarlo. Pero empieza a ser preocupante cuando el personaje en cuestión ha sido un implacable dictador responsable de muchas muertes evitables durante y después de una guerra civil.
Aquí en España los trasnochados sentimientos de unos y la torpeza electoralista de otros han reactivado la memoria de Francisco Franco 44 años después de su muerte.
Valgan como símbolos el prior del Valle y el golpista Tejero.
Fray Santiago, benedictino, se cree custodio personal del cadáver e intenta prohibir la exhumación; se opone al Vaticano, al Gobierno y al Tribunal Supremo pero le da igual, su reino no es de este mundo, vive su particular cruzada.
El ex guardia civil, que degradó el uniforme, sigue haciendo el payaso y dejándose instrumentalizar en homenajes a la España que añora.