COMO MERECÍA

 

Así ha muerto Al Bagdadi, como un animal rabioso acorralado por las fuerzas especiales norteamericanas y autoinmolándose junto a sus hijos. La operación ha sido parecida a la que puso fin a la vida de otro desgraciado de la misma calaña: Bin Laden

Al Bagdadi creó su propio califato, se autoproclamó califa y al frente de Estado Islámico inició su peculiar cruzada mandando comandos yihadistas por medio mundo para asesinar al mayor número de quienes para él somos infieles.

Llegó a dominar una zona extensa al norte de Siria y la verdad es que no se encontró con una respuesta adecuada por parte de la comunidad internacional; él seguía matando.

Ha tenido que ser Donald Trump quien intensificara su búsqueda y exterminio. Es de las pocas noticias referentes al presidente que resultan positivas y se reciben con agrado.

 

 

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