Las elecciones que ha forzado Johnson para el 12-D podían convertirse en un búmeran para él si la mayoría del pueblo británico rechazara su enloquecida política llena de mentiras y simplezas.
Nadie fuera del Reino Unido entiende bien los movimientos que tienen lugar desde el célebre referéndum que consagró el Brexit.
Pero es que yo creo que tampoco deben ser muchos los ingleses que tienen claro el sentido de la conducta de sus dirigentes, ante Bruselas y en su propio Parlamento.
El día 12 es una ocasión de oro para desembarazarse de los dos líderes: el conservador por tontiloco y el laborista por un izquierdismo radical, excesivo.
Si no se dejaran llevar por el populismo, si abandonaran ese orgulloso tic retrógrado que los caracteriza, entenderían que no se está mejor fuera de la UE que dentro de ella.