Y sin la determinación y firmeza que serían necesarias. Así es como actuamos frente a esa agricultura intensiva y depredadora que es la gran culpable de la contaminación de los suelos y, desde luego, de la degradación del Mar Menor.
Aún nos dolemos por las agonizantes bocanadas de las doradas y anguilas en la orilla, pero no se articulan políticas decididas que pongan fin a ese triste espectáculo.
Ahora surge la guerra entre Administraciones; la Autonómica ataca a la Central a través de la Confederación y esta le devuelve la pelota recordándole que las competencias son del Gobierno regional.
Mientras, IU denuncia en Lorca roturaciones ilegales y en Águilas se transforman cientos de hectáreas que se abonan, llegando a una rambla que cuando llueva acabará vertiendo en el mar esos nitratos.
Como en la fábula ¿Quién le pone el cascabel al gato?
No es fácil conciliar agricultura y medio ambiente pero sin duda ha de prevalecer el cuidado del medio.No se trata de eliminar la actvidad agrícola sino de reducirla y controlarla mucho más de lo que se hace . Es cuestión de grado, si algunos tienen que ganar un poco menos,que se acomoden a la nueva situación(y de paso aligeramos la presencia de inmigraciñon ilegal).Lo que resulta irreversibe es la destrucción del medio y ese sí es de todos.
El tema es de tal magnitud que la propia COAG (Asociación de Agricultores de Murcia), integrante del poderosos lobby agrícola en la región, «motu propio» hizo unas declaraciones admitiendo que mas de 20.000 has de regadío ilegal alrededor del Mar Menor, estaban en producción y debían ser abandonadas. No sabemos si por convencimiento o por el «apretón» que desde el Gobierno Regional se les ha dado.
La agricultura es, seguramente, el sector mas productivo de Murcia y debe ser potenciado y conservado pero no a costa de la degradación paisajista y ambiental. Eso sería un suicido cantado.