El resultado de la Cumbre sobre el Clima no puede ser más decepcionante. Ya empezó la cosa mal cuando tuvo que ser trasladada desde Chile por problemas de orden público y de seguridad.
España se ofreció rápida porque al presidente en funciones le brindaba un protagonismo que pronto mostró, marginando incluso al Jefe del Estado.
Políticos ávidos de foto, actores y cantantes promocionándose, la omnipresente niña que tantos problemas tiene para viajar, científicos a los que nadie hace caso… y la ausencia de los líderes de los países más contaminantes.
Al final, y como siempre, no se logran acuerdos firmes y cuesta trabajo redactar un comunicado, una declaración retórica que tampoco tendrá un valor efectivo. Los buenos propósitos se estrellan contra los intereses económicos y la falta de auténtica voluntad resolutiva. ¡Así nos va!