No es raro que estemos ante un fanatismo creciente en Cataluña porque lo cierto es que todas las batallas que emprenden los separatistas las ganan. Incendian las calles impunemente, hacen listas negras, se enseñorean en los campos de fútbol, hacen propuestas formales de independencia, tienen doblegado y humillado al gobierno central, se burlan del Estado, ganan batallas en los tribunales europeos frente a nuestro Supremo, dominan la Escuela y los medios de comunicación empleándose a fondo en ambos espacios.
En frente no se ve a un bloque constitucionalista con fuerzas políticas capaces de analizar el tema en profundidad y responder unidos en cumplimiento de las leyes vigentes.
La verdad es que el día que sean una mayoría clara en su territorio habrá que pensar en soluciones radicales, por muy dolorosas que resulten para el resto. Así no se puede seguir.