Ese imposible matemático se cumple en política. Ocurre cuando un gobierno anda necesitado de apoyos parlamentarios para poder ejercer, sacar adelante leyes y aprobar presupuestos. Entonces el valor de un diputado puede llegar a ser inestimable.
Ha sido el caso de Teruel, Nueva Canarias, BNG y Compromís, que han logrado para sus territorios lo que para otros partidos con más diputados era impensable.
A Murcia le corresponden diez diputados y aun en el hipotético caso de que se aliaran seguirían sin hacerles caso.
Yo no dejo de ver en ese fenómeno una cierta perversión de la democracia, un modo de primar el chantaje que se puede realizar desde una minoría.
Si una reivindicación es justa debe ser atendida y hacerlo sólo bajo presión es algo reprobable y hasta moralmente cuestionable.