Se ha creado un curioso fenómeno psicosocial en torno a la pandemia. Con el estado de alarma levantado y habiendo disminuido el número de contagios y muertes pensábamos que ya era cosa del pasado. Y no es así. Desgraciadamente tenemos que seguir conjugando los verbos en presente y en futuro.
El número de brotes crece en toda España de modo alarmante, aunque todo el sistema está mejor preparado para hacerles frente.
También rebrota la desconexión entre diferentes administraciones y, sobre todo, la irresponsable estupidez de muchos jóvenes para disfrutar su tiempo de ocio.
Otros brotes ya tradicionales son la incapacidad de los líderes políticos para que sus partidos tengan mejor predisposición al acuerdo, al pacto, y la miserable demagogia del mundo podemita sembrando cizaña para encubrir sus miserias y su fracaso electoral.
No se ven brotes de nuevas cosechas.